SOMBRAS EN MEDICINA


Conocía yo al emérito profesor, doctor López- Escobar, por la Disciplina en que tan eficientemente se ha empleado durante su dilatada etapa de neurocirujano; sobre todo, en lo que se refiere a su desarrollo en el hospital provincial de Cádiz (Puerta del Mar), donde se han sucedido los aciertos en sus profusas y delicadas intervenciones quirúrgicas, acumulando éxitos que le han proporcionado un brillante bagaje. Pero no conocía su faceta de consumado escritor, dualidad en la que me ha demostrado ser todo un virtuoso de la narrativa.
Saco el tema a colación a raíz de leer con viva fruición una de sus obras literarias, titulada Sombras en medicina.

Para visualizar las imágenes más grandes, pinche sobre ellas

Es un libro hábilmente estructurado, sin excesos en la onerosa jerigonza con que suelen hacer ‘gala’ otros escribanos de esta noble profesión, en sus tratados.

Bien es verdad que el manifiesto va dirigido, especialmente, a lectores del ámbito sanitario, (quienes obtienen una valiosísima información sobre el actual panorama de la Medicina Pública). Mas, cualquier lector que se emplee en su lectura, no quedará indiferente, ante el profundo y exhaustivo análisis, y la edificante crítica que desarrolla el autor sobre las venturas y desventuras, y eventos múltiples, que acontecen en la actualidad a la Administración sanitaria española.




Por todo, le envío desde mi humilde Blog, mi más sincera enhorabuena por la publicación de Sombras en medicina, y un cordial saludo, al insigne doctor López-Escobar Fernández.
- © Emilio Vázquez / mayo 2010 -



Conociendo la estrechísima amistad que existe entre Don Manuel López-Escobar y Jesús Benítez, le he pedido a este último que aporte su opinión sobre el primero. Se lo agradezco y ofrezco a ustedes, con la seguridad de que no les dejará indiferentes:

Imágenes por resonancia magnética de cerebros de mujer

Por Jesús Benítez

Inteligencia para la vida

Si sales de madrugada a pasear con un basurero, hasta la teoría de la relatividad te resultará simple, elemental y, a la vez, fastidiosamente irrelevante. De noche, a oscuras, esa velocidad de la luz te parecerá insignificante y comprenderás que la mayor sorpresa de la vida es el hecho curioso y consciente de saber que estás vivo.

Por desgracia, damos más importancia a lo nimio, desconsiderando la grandeza de lo sencillo. La existencia, evidentemente, es compleja, pero somos los humanos los que la enrevesamos de más. Expongo estos planteamientos filosóficos, para ubicarles en la experiencia que durante más de una década he tenido y mantengo con mi gran amigo Don Manuel López-Escobar. Quizás, una de las personas más influyentes en mi vida ¡Cuánto he aprendido y aprendo a su lado, estando incluso ambos en silencio!

Imagen del córtex cerebral por resonancia magnética. En rojo, aparece señalada la zona que se activa con el amor pasional y los besos


No es fácil describir al personaje y la persona. Como neurocirujano, su curriculum alcanza niveles de proeza médica, habiendo intervenido, directa o indirectamente, en más de 20.000 casos ¿Se imaginan que alguien les abre el cráneo y sella una arteria casi imperceptible que estaba sangrando? Pues a eso se dedica este segoviano nacido en 1937. Su actividad, para un profano, resulta inquietante, dado que se centra en el tratamiento de determinadas patologías del sistema nervioso central, periférico y vegetativo, en pacientes adultos y pediátricos con determinadas enfermedades del sistema nervioso, tanto del cerebro como de las meninges, la base del cráneo, y de sus vasos sanguíneos, la médula espinal; lesiones de la glándula pituitaria; de la columna vertebral, etc., etc. Da vértigo.

La mirada de Don Manuel infunde respeto, corta el aire y elude la ignorancia, que no la duda. Su voz es academicista, científica, reposada, medida, calculada como sus movimientos en la otra pasión de su vida: el ajedrez. López-Escobar inspira confianza y seguridad desde el conocimiento profundo de las cosas, rechazando lo vulgar, lo inadecuado e inoportuno. Si buscásemos su alma gemela, sería una comparación odiosa, aunque se acerca al Doctor Gregory House que interpreta el genial actor Hugh Laurie en la conocida serie televisiva que describe a un poco convencional e inconformista genio médico, que encabeza un equipo de diagnósticos en el ficticio Hospital Universitario Princeton-Plainsboro de Nueva Jersey. Se trata de un hombre nada común, que no deja a nadie indiferente; algo excéntrico, pero riguroso y, por qué no, milagroso.


Para expresar la relevancia y trascendencia que, tanto para la medicina, como para la humanidad, ha tenido el Doctor López-Escobar, comulgaré con lo expresado recientemente en un paradigmático artículo escrito por el Doctor Enrique Rojas Montes (catedrático de psiquiatría), diferenciando entre el ser inteligente y el listo: “Lista es una persona rá­pida, sagaz, astuta, opera­tiva, práctica. Hablamos de alguien con capacidad para resolver problemas y dificultades y poner sobre la marcha una solución que resuelve esa dificultad. También, es el que sabe lo que hay que hacer en cada momento y lo hace. Sabe funcionar. Tiene habilida­des para moverse con la gente y tiene una visión in­mediata de la realidad. Por decirlo de una forma sen­cilla: es habilidoso para la vida. No analiza tanto y se dirige a la meta con pron­titud. Es la inteligencia operativa, pegada al día a día. Quiere resultados a corto plazo, ¡ya! El listo es avispado, ve­loz, perspicaz, despierto, sutil, está muy atento a los que sucede y to­ma buena nota de lo que está pasando. Es el triunfo de la inmediatez, la visión más corta de la jugada, la capacidad para resol­ver un problema. También, saber situarse en la vida de forma realista. Saber resolver un problema que surge de forma inespera­da y que pone a prueba la capacidad para ensayar una solución sobre la marcha. Lis­ta es una persona con capacidad de sínte­sis, lo que le lleva a actuar y a resolver y a salir delante de una situación de conflicto. Es saber adaptarse al medio y resolver. Tie­ne más información que cultura”.

Y enfatiza el psiquiatra: “Si el listo está muy pagado de sí mismo puede caer en la vanidad. Mientras que si el inteligente se magnifica a sí mismo puede tender a caer en los brazos de la so­berbia. Inteligente es el que tiene más conoci­miento e información y sabe más. Comprender lo complejo y hacerla sencillo. Es más teórico y analítico, desmenuza los te­mas y los pone sobre la mesa y los seg­menta. Después hace un recorrido sobre ellos, serpenteando sus características y siendo capaz de detenerse en sus pliegues y matices. Es la disquisición pormenoriza­da. Si se acompaña de cultura, todo se en­riquece. Y puede haber brillantez. Es, por tanto, más profundo; su cabeza es más lenta por los muchos datos que se hospe­dan en ella y esto significa que hay más reflexión. Tiene un componente más intelectual y de estudio. Tiene una visión más larga de la jugada. El amor es la poesía de los sentidos, la inteligencia la nitidez de la razón. La afec­tividad y la inteligencia son los dos bastio­nes más importantes de la vida. Si sabe­mos situar ambos dentro del mapa del mundo personal, habremos dado un paso al frente para alcanzar un buen equilibrio psicológico. Uno y otro son los principales protago­nistas de la sinfonía de la felicidad. El inteligente puede saber muchas cosas y recrearse en el conocimiento y en todo lo que esto le aporta; pero puede costarle manejar situaciones difíciles. Tiene más formación y cultura. Entre el listo y el inteligente hay una ga­ma de expresiones inteligentes en donde nosotros nos situamos y, al mismo tiempo, ubicamos a los demás”.


Concluyendo, Enrique Rojas pone el punto sobre las ies cuando describe los tipos de inteligencia, de los que yo he seleccionado aquellos en los que calco la figura de Don Manuel López-Escobar. Tres tipos de inteligencia en una: la inteligencia analítica (facilidad para desmenuzar un tema y escudriñarlo, dis­tinguiendo y puntualizando los matices y vertientes que en él se presentan). La inteligencia científica: es la del inves­tigador, que en su laboratorio hace progre­sar la ciencia paso a paso. El rigor del mé­todo es decisivo. Y la inteligencia instrumental, decisiva porque está en la ba­se de la persona. Tiene cuatro vertientes: orden, constancia, voluntad y motivación. Son las joyas de la corona. El que las ha trabajado tiene mucho terreno andado y llegará a lo que se proponga. Con ella uno se asoma al brocal de la vida con resulta­dos muy favorables. Pero también encuentra el paradigmático Rojas Marcos la “Inteligencia para la vida: consiste en saber gestionar bien la propia trayectoria. En la obra del genial Valle-Inclán Luces de bohemia hay un breve diálogo entre Max y Don Latino de Híspalis. El primero dice: «Yo nunca tuve talento, he vivido siempre de modo absurdo». Y le dice el segundo: «No has tenido el talento de saber vivir». Aquí se daría una buena mezcla entre el listo y el inteligente”.

Las neuronas del córtex cerebral o materia gris, son responsables de la memoria y el lenguaje

La inteligencia del doctor López-Escobar estriba en su capacidad para captar la realidad en su complejidad y sus conexiones. Les invito a conocer más de su vida y obra. Tenemos genios muy cerca y no alcanzamos a descubrirlos…

© Jesús Benítez / mayo de 2010 http://www.jesusbenitez.com/

2 comentarios:

www.pepabenitez.blogspot.com dijo...

Orden, constancia, voluntad y motivación; la formula parece sencilla, pero en la práctica este coctel resulta dificil de elaborar, y creo que ademas de la disciplina se nace o no con un talento natural.
De cualquier modo el artículo, sea por listo o por inteligente, ha quedado brillante.

Manuel López-Escobar Fernández dijo...

Los inmerecidos elogios que me hace don Emilio Vázquez me alientan a agradecerlos, y aún sonrojado por los mismos, así lo hago en ésta, porque sé que son sentidos y sinceros.
No me ha dado Dios facilidad para la narrativa, pese a lo cual me sentí obligado a escribir el modesto ensayo que ahora pondera el Sr. Vázquez, que sí ha sido bendecido con ese don, como es fácil comprobar leyendo sus artículos; y así lo hice, porque, pese a mis limitaciones, mis 48 años de experiencia en la Sanidad, la Medicina y los Hospitales Públicos y Privados me incitaron a exponer una opinión políticamente incorrecta, pero sincera, con el ánimo de revelar y desmitificar el funcionamiento de nuestra Sanidad Pública, esbozando aquellas recetas que, en mi opinión, podrían mitigar el desaguisado que hemos erigido entre todos.

En lo que se refiere al comentario de mi buen amigo don Jesús Benítez, ¿qué decir?. Él, poseedor de una sensibilidad y de un talento que rebosa por todos sus poros, cree ver en otros, en este caso yo, esas mismas virtudes que a él le adornan, pero, aunque sinceros, son más fruto de su cariño que de la propia realidad, y esa influencia positiva en su desarrollo intelectual que me atribuye, sólo es, en realidad, mi reconocimiento de esas virtudes que solamente él ha sabido ir desarrollando, siempre con talento, erudición, sensibilidad, inquietud, perseverancia, brillantez y otras muchas que se me quedan en el tintero. Sí acepto, inequívocamente, su definición de que soy persona excéntrica, es decir: poco convencional. Es cierto; huyo de la manada como de la peste, y me gusta valorar a las personas como individuos, nunca como pertenecientes a una tribu o a un grupo determinado; y precisamente de esos pocos individuos, muy pocos, tan excéntricos como yo, recibo las mejores experiencias, sensaciones e incluso emociones, como ocurre con esta insospechada peripecia.
Gracias, amigos, gracias muy sinceras por vuestro aliento y estímulo.