IDIOTISMO COLECTIVO

Cada día que amanece
en nuestro maltrecho Estado
me da la impresión que crece
el número de atontados.

Con la que nos está cayendo, y ahora el velo del Islam.

¿Será posible que un país como el nuestro, que ha sido el mayor imperio de la Tierra, que tenga que estar subyugado a las inquietantes costumbres de religiones exóticas de razas que viven en el Neolítico?



Pero, ¿cómo podemos quedar impasibles ante estos atropellos, incluso colaborando activamente, para que se sigan fomentando estos exotismos obsoletos? ¿Pueden venir de fuera a imponernos esas cuestiones a sangre y fuego, aún yendo en detrimento de nuestras raíces, nuestros credos y nuestra idiosincrasia? ¿Qué nos está pasando? ¿Es miedo, es condescendencia senil de un país que por su avanzada edad no le queda capacidad de reacción para defenderse de los atropellos que se le inflige desde dentro y desde fuera del mismo, o es que nos estamos volviendo cómplices de las invasiones de que está siendo víctima todo el territorio español?

¿Alguna vez habéis viajado a países de los que proceden los mismos irreverentes aludidos donde, para visitar sus iglesias hay que hacerlo descalzo, por imperativos religiosos. Y eso no hay quien lo cuestione, es irrefutable. Pero, entonces, ¿qué pasa aquí, por qué no se actua por el mismo procedimiento en España y con idéntico rigor?



El caso de la Mezquita de Córdoba fue un auténtico atentado a nuestro Estado de Derecho, a nuestras costumbres y a nuesta dignidad hispana: un grupo de desalmados invasores montando un pollo religioso a sabiendas de que estas prácticas están totalmente prohibidas. Es una provocación sin precedentes, a las que tendremos que ir acostumbrándonos, pues, al paso que van, proliferarán por doquier con la mayor impunidad.

Condescendiente, tolerante..., pero, ¿qué significa para muchos pseudoespañoles ser tolerante, ser cómplice de la inquina a que está sometida nuestra magna nación?

Que estas cuestiones las sometan a referendo, verán los resultados de una mayoría aplastante contraria a todo este rosario de vejaciones que venimos padeciendo con las manos atadas.



Mucha gente confunde realismo con xenofobia, palabra ésta última que, atemoriza a cuantos se les espeta. Y eso es lo que está pasando aquí, que los compatriotas estamos cagados hasta las trancas, merced a la conducta de cuatro gatos dispuestos a imponernos sus criterios sirviéndose de las recurrentes prácticas de agitadores, montando alborotos con beligerancia incontestable en pos de esta innoble causa de la invasión.

Pienso en ocasiones: 'Alguna vez se impondrá el sentido común'. Mas si una planta se encuentra inmersa en un proceso de marchitamiento no se riega ni se abona, (sentido común) dificilmente podrá recuperarse y acabará arruinada; si además crece en su derredor cizaña... ¿Qué pasará con España?

4 comentarios:

La Hoz de Caín dijo...

Pues la verdad es tiene Vd. toda la razón del mundo, amen de que le tachen de racista o xenófobo. ¿Pero es que nadie se da cuenta de que nuestras más profundas creencias estan siendo pisoteadas y amenazadas por gente a la que si se les muestra el más mínimo atisbo de desconfianza debido a su conducta irrespetuosa hacia nuestras creencias más arraigadas te llaman racista o xenofobo, pero vamos a paranos a pensar:
¿QUIEN ES EL RACISTA Y XENÓFOBO AQUI?
P.D Me encanta su Blog, Un saludo.

www.jesusbenitez.com dijo...

El hábito no hace al monje. Dicutible ¿no?. Claro está, como doctores tiene la iglesia y opiniones, hay para todos los gustos.
Esta sentencia o aforismo popular, como leí de un escritor religioso, contiene aplicaciones innumerables de mucho calado. El hábito no hace al monje, ni la mitra al obispo, ni el rito al cristiano, ni el carnet del partido al socio, ni el ir descamisado al socialista, ni las estrellas al general, ni la metralleta al valiente, ni el capirote al cofrade, ni el traje de luces al torero, ni la bici al campeón, ni la bata blanca al médico, ni la borla al doctor, ni el premio Nóbel al sabio, ni el ordenador al erudito, ni el pincel y la paleta al artista, ni la sangre al mártir, ni la aureola al santo...
Sólo el loco y el fanático son capaces de vestirse de Napoleón y creerse el mayor genio de la guerra. Y haberlos, los hay...
No entraré en esta ocasión en asuntos de indumentaria, parafernalia o autendos. Al hábito que quiero referirme es al que tú, con tanto acierto y de forma oportuna, estás ejercitando con tu prosa. Y ese hábito, el más sano y progresista (evolucionista) te está llevando a aportarnos documentos perfectamente hilvanados, con un cariz ya propio del columnista periodístico, que se ejercita a diario, que avanza y aporta su conocimiento, preocupaciones y personalidad.
Tu hábito, metafísico Emilio, te está haciendo monje en la prosa literaria. Profundizaste y no abandonas desde joven, el verso clásico medido con letras de oro, pero en prosa, estás llegando a un nivel que debe ser reconocido y agradecido. Eso sí, no te pongas burka, ni hiyab, podría comprenderse la chilaba (igual te queda bien). Pero, con tu elegancia impecable como castellano de bien, sigue así y escribiendo idem de idem...

Anónimo dijo...

La verdad, querido Emilio, no se puede decir.
Pero yo digo como la clásica composición:
"No he de callar por más que con el dedo..."

M.A.U.
Saludos.

ARO dijo...

Es un tema que requiere un amplio debate y una discusión pormenorizada. Todo lo religioso debe quedar en el ámbito religioso y no exhibirlo en espacios puramente laicos, como la escuela; menos si es una costumbre impuesta por razones ideológicas.