D E L I B E S


He seguido con especial consternación los acontecimientos previos a la muerte del gran DELIBES, cuya familia no ocultaba la inminencia del triste desenlace, hasta que falleció a las siete de esta, para mi, aciaga mañana.


Él era mi escritor más predilecto, del que en su día dije tras leer su extraordinaria obra el Hereje, que era, sin lugar a dudas, el escritor actual más importante del continente Europeo.

Su extenso y magnífico bagaje como escritor lo denota la interminable lista de premios logrados a lo largo de su prolífica vida narrativa:

Con 'La Sombra del ciprés es alargada' consiguió el Premio Nadal en 1948; el Nacional de Literatura le vino en 1955; en 1982 compartió con Gonzalo Torrente Ballester el Principe de Asturias de las Letras. En 1983 tuvo el gran honor de ser investido doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid; en 1985 le fue concedido el Premio Castilla y Leon de las Letras; el mismo año fue nombrado en Francia Caballero de la Orden de las Artes y de las Letras de este País. El prestigioso Premio Nacional de las Letras Españolas lo consiguió en 1991 y en 1993 el glorioso Cervantes. Con el Hereje, mi obra, como digo, favorita, ganó el Premio Nacional de Narrativa en 1998. La Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo la recibió de Manos del Ministro Pimentel el mismo año.

Y así, Medalla de Oro -de nuevo- de Castilla y León; Medalla de Oro al Mérito turístico...


Y, si el Nobel no estuviera más sometido a la política que a las artes, también le hubiera sido otorgado, pues, con justicia, lo mereció sobradamente.

Como se puede comprobar resulta más que triste y lamentable la desaparición de un Monstruo de las letras como es el inolvidable MIGUEL DELIBES.

Que en Paz Descanse.



E.V.S.

3 comentarios:

www.jesusbenitez.com dijo...

Un hombre, cuando se debe a las no siempre receptivas masas, se convierte en un recuerdo de su imagen, o en lo que han dejado de él sus palabras. Miguel Delibes es una imagen llena de palabras en las que se refleja la iconografía más pura, meridiana y rotunda de España. Delibes es un libro que declama al aire de Iberia ángeles-demonios de prosa en papel con toda nuestra intrahistoria. Delibes es 'El Camino' y 'La Sombra de un Ciprés siempre alargada'. Delibes es el 'Norte de Castilla' y 'Las ratas'. Delibes se tropezó con 'Los Santos Inocentes' y mantuvo 'Cinco horas con Mario'. En su deambular contemplativo, Delibes nos describió cómo eran 'La hoja Roja' y 'Las Guerras de Nuestros Antepasados', ejerciendo la 'Parábola del Náufrago'...
Copioso referente de la belleza literaria, del culto a las letras reposadas, que calan y quedan; a esas letras a las que ahora se escupe y atropella sin pudor, Delibes es, tal vez, un hombre sin rostro, así lo quiso, prefería acercarnos a la vida de nuestro país, ésa que él bordó con sangre de tinta sobre hojas nacidas en blanco que ahora llenan de negro o rojo toda la segunda mitad del Siglo XX.
Miguel Delibes simboliza para mí todo lo que un ser humano debe aspirar: ser recordado como una buena persona. "Mi vida de escritor -confesaba él mismo- no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida”.
Confieso que pocos han generado en mí el entusiasmo a 'beber' todas sus prodigiosas aportaciones a los sentidos: 'El Hereje', su epitafio literario y vital, cumbre de un genio (que no precisó la pólvora de Nobel), permanecerá imborrable en mi memoria, como el más maravilloso paseo que nunca nadie dio por la España del Siglo XVI, con ese vocabulario recurrente, castellano con mayúsculas, florido, medido, que fluía de Delibes como siguiendo el dictado de las rocas y los árboles legendarios de su Valladolid natal. Maestro de periodistas, de gente prudente, humilde y comprometida, nadie le hizo sombra, porque él no quiso hacer bulto. Como los grandes. Y así, su sombra será siempre alargada, como los cipreses...
Ahora, con su ausencia, los que quedan tras Delibes, en una gran mayoría, no son palabras, son sólo imágenes. Que lean sus libros esculpidos con palabras inmortales...
Jesús Benítez, marzo de 2010

ARO dijo...

Voy a empezar a releer El Hereje, en su honor.

Pepa Benítez dijo...

Como de costumbre, eres un gran articulista, digno merecedor de elogiar a ese maestro.