Imagino que, como siempre, esta demencial operación ‘arboricida’ se deberá a otra genialidad tramada por nuestros “insignes” Verdes. Sí, porque he oído decir por ahí que la han tomado con estos gigantes bonachones, porque se trata, dicen, de ‘especies invasoras’ que podrían perjudicar a nuestra flora autóctona.
¡Pero, qué banal estupidez! ¿Pueden los gobiernos de turno permitir que se cometan estas execrables barbaridades basándose en las reflexiones y propuestas de alguien que no tiene capacidad de raciocinio, más que para caminar hacia atrás como los cangrejos? A lo mejor lo hacen para procurar acercar posturas con estos desalmados y apaciguar su irascible proceder e intentar rebajar las fricciones que provocan con todo régimen establecido, lo cual le afecta a los mandatarios políticos actuales, por lo que les permiten campar y actuar a sus anchas a todo lo largo y ancho del territorio español, llevando a cabo sus inicuas actuaciones, como la que denuncio con lo que está ocurriendo acerca de los denostados eucaliptos.
Continuaré, glosando las bondades de esta alóctona especie, que se introdujo en nuestro territorio únicamente para hacernos un poquito más gratificante nuestra vida puñetera con sus encomiables propiedades y los múltiples beneficios que nos proporciona. Que ya está bien de tanto demonizarla sin fundamentos de peso, como se demostrará a continuación.
Más tarde haré una relación de la gran variedad de especies alóctonas instaladas en nuestro país con el beneplácito de esos desorientados verdes y el de todos los prebostes responsables de esta área botánica; antes relataré los múltiples beneficios que obtenemos de nuestros amigos, los eucaliptos.
A.- La esbelta morfología, la singularidad de su ramaje y sus trémolas hojas y el aspecto joven, robusto y saludable que presentan estos bellos árboles rosáceos, les confiere categoría de elemento pictórico en el panorama de nuestro dorado paisaje. No debe pasar desapercibida la placiente sombra que nos proporciona y que tanto gozamos durante los calurosos meses estivales. Además, contemplarlos cuando se mecen con los hálitos septembrinos, al menos para mí, constituye todo un admirable espectáculo. Sólo hace falta estar dotado de un mínimo de sensibilidad para obtener la percepción de estos fenómenos tan sencillos y naturales, pero incomparables, que producen estos amigos en solfa.
B.- Sus bondades terapéuticas ya eran conocidas por nuestros ancestros, quienes se servían de las mismas obteniendo resultados maravillosos. Mis abuelos y tíos aspiraban vapores de estas plantas para combatir la bronquitis y las oclusiones nasales, con un notable éxito, constatado por la presencia de mi persona que, aunque carezca del título de notario, puedo dar fe de la curación de sus dolencias mediante el expresado tratamiento botánico.
Se le atribuyen muchas más virtudes en este contexto, como por ejemplo, ser un extraordinario refrescante tanto respiratorio como mental y emocional, ayuda a la concentración y al pensamiento lógico. No sólo alivia los síntomas del resfrío y el catarro sino que, además, posee una potente acción bactericida.
Por todo ello resulta un extraordinario protector durante el período de epidemias gripales humanas. En África del Norte crecían en cantidades industriales para aprovechar sus virtudes insecticidas lo cual evitaba las concentraciones de infestos insectos voladores entre los que se encontraban mosquitos vectores de la terrible malaria. La pulverización de una solución de agua con un dos por ciento de aceite de eucaliptus extermina un ochenta por ciento de los estafilococos del aire. Parece ser que produce ozono en el que las bacterias les resulta imposible sobrevivir.
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Es un eficaz antiséptico y regenerativo de los tejidos del cuerpo humano. Actúa sobre el páncreas como un excelente complemento del tratamiento contra la diabetes. Se usa también en aceite para masajes, para aliviar dolores reumáticos y musculares. Los aborígenes africanos lo usaban haciendo una infusión de hojas para curar la fiebre, y en forma de apósito para sanar las llagas y las heridas.
Por otro lado, hay que distinguir que, los ingenieros de montes, capitaneados por los académicos y catedráticos Luís Gil e Inés González Doncel, apuestan por demostrar otros tópicos que, a su parecer, circulan sobre los incendios y también sobre el sector forestal. En concreto, subrayan que los montes que arden en España no se queman ni para urbanizar el terreno ni para vender la madera.
También inciden en que las plantaciones no son malas ni siquiera de eucaliptos, porque ni agotan el suelo, ni secan las fuentes, ni impiden el crecimiento de otras plantas que crezcan debajo.
C.- Mas, una de las funciones más importantes que, para mí, cumple el eucalipto, es, sin duda, la capacidad que posee de contener vastas superficies de terraplenes de arcilla expansiva, evitando que viviendas, pistas y ríos se aneguen con el lodo, ó que perjudique considerablemente a urbanizaciones el desprendimiento o corrimiento de tierras de estas características.
Se ha venido utilizando para estos menesteres en pantanos, taludes de carreteras, ferrocarril, etc., etc., con un resultado palmariamente positivo. Vamos, que también yo he sido testigo de la bonanza de dichas panaceas en numerosos casos. Cuando yo le trabajaba a Obras Públicas en la Red Comarcal de Carreteras, en la provincia de Cádiz, el ingeniero jefe, D. Marcial Martínez, quien había advertido y comprobado las delicias de estos robustos árboles en ese terreno, solía decirme con cierta frecuencia: “El mejor muro de contención lo constituyen las plantaciones de eucaliptus oportunamente dispuestos”.
Lo expresaba con plena convicción toda vez que él vivió bastantes experiencias de ese tipo en primera persona, y le resolvieron grandes problemas en la ejecución de carreteras orilladas por arcillas deslizantes, plantando la cantidad oportuna de estos resistentes árboles:
Sus raíces urden verdaderos entramados de poderosas raíces que se extienden a todo lo largo y ancho de las húmedas tierras que componen los terrenos expansivos, convirtiendo el subsuelo en un elástico elemento de ‘Tierra Armada’ que, al convertirse el expresado fenómeno en una resistente red dotada de una flexibilidad que le permite adaptarse a los movimientos telúricos, no corre el riesgo de los muros de hormigón, cuya rigidez favorece la rotura de la barrera de contención que constituyen.
Otra particularidad de esta demonizada especie es que no prosperan a más de 500 metros, por lo que no hay que temer que se mezclen con quercus y demás flora mediterránea o endémica.
Mas, si lo que se pretende es tildarlos de molestos intrusos por su origen australiano, no hay que olvidar que, ninguna especie en el Reino Vegetal es ni ha sido nunca eternamente endémica de un lugar específico; las ubicaciones van cambiando conforme a las Eras y las Glaciaciones; pues la flora va buscando, más que un lugar determinado por sus connotaciones topográficas, las condiciones meteorológicas que le permitan vivir cómodamente, en función del metabolismo primario de las plantas correspondiente a cada especie.
Si lo que detestamos es el exotismo genérico de la masa forestal, no deberíamos incurrir en llevar la misión a cabo de forma sesgada ni parcial; pues no hay que olvidar que las especies autóctonas de la península son poco prolijas, por lo que, a poco que observemos, comprobaremos que la mayoría son alóctonas, y provienen de los cinco continentes. Podemos identificarlas, pero sin orden ni normas, que nos llevaría mucho tiempo y folios y unos conocimientos de los que yo carezco. Voy a destacar unas cuantas:
De las coníferas, el pino oregón es indígena de Norteamérica, así como la catalpa, arce, magnolio, roble y la zarzamora; de la lejana Himalaya procede el limonero, el cedro, el nogal..; el ciruelo vino de Irán; el farolillo, melocotonero, nispolero o níspero, aligustre y el sauce llorón, son de La China; en El Japón hincó sus raíces primarias la sófora; la araucaria nació en Chile; de las Islas Baleares nos llegó el castaño; el membrillo de Persia vino; de Asia el naranjo, la higuera, el abeto, la morera y el almendro; el ficus y el drago se desplazaron ambos desde la soleada Macaronesia hasta nuestras tierras; por último, citaré a la esbelta palmera que, con su peculiar y exótico ramaje, nos “invadió” dulcemente desde la vecina África, el norte de África.
En cuanto a su madera, es de las mejores que se utilizan en la industria española: es dura y hermosa, con amplio grado de aprovechamiento; cortándola en su tiempo, dura toda la vida sin viciarse. Mi amigo Diego Castro, es dueño de una reputada fábrica de muebles, entonces, cuando me casé, me hizo el regalo de bodas que corresponde a su oficio de fabricante: muebles; en este caso, media docena de resistentes sillas de eucalipto curado y una mesa; disfrutamos de las mismas más de veinte años en la cocina de casa, hasta que un día, las regaló mi mujer, por esto de cambiar de decorado; y estaban nuevas como cuando las estrenamos. Únicamente los asientos hubo que reponerlos varias veces. Ni ladeadas, ni las polillas, ni el tiempo lograron hacerle mella a su armazón.
Vistas las infinitas virtudes que este gigante, exótico si ustedes quieren, posee muchas cualidades, de las que nos hemos servido ventajosamente los españoles a lo largo de siglos de crecimiento de estos seres botánicos. ¿Quién, pues, nos confiere el derecho ahora de someterlos al espantoso conjuro que amenaza con acabar con su noble existencia?
A nuestro pueblo de El Bosque también ha llegado la larga mano taladora que pretende talar plantaciones de eucaliptos que llevan años actuando como verdaderos muros de contención en zonas donde las arcillas expansivas se deslizarán sin cuartel ni armisticio en cuantos las poderosas raíces de esta especie dejen de ejercer esa función contenedora; además, dejaremos de disfrutar el bello cuadro que conforman, adornando los arrabales de nuestra localidad, como se puede apreciar en las fotos que se acompañan, tomadas en el Camino de los Pescadores, antes de llegar a la huerta de Julio.
Si nuestras autoridades locales no lo impiden, pronto dejará de existir esta hermosa estampa, y, lo que es peor, tal y como explico anteriormente, los lodos que formen las precipitaciones invernales anegarán la calzada y el río, y el expresado Camino de los Pescadores quedará interrumpido, impracticable al no disponer de la protección de las fantásticas raíces de los árboles en solfa que mantienen las arcillas a raya.
Sirva el presente escrito de testimonio, de vaticinio, de advertencia y de denuncia para lo que en un futuro no lejano ocurrirá si, finalmente acaban cortando dicha arboleda.
Le suplicaría a los miembros de la Corporación Municipal, que hicieran un ejercicio de humildad y otro de responsabilidad, tratando de ver en la presente monografía un documento relevante para tenerlo en consideración antes de cometer la barbaridad de la expresada tala, si no quieren lamentarlo durante el resto de sus días.
4 comentarios:
Querido Emilio, a lo mejor los “insignes” Verdes piensan que el eucalipto constituye un competidor esquilmante para la tierra y el resto de flora. Los problemas que acarrea esta especie son incluso mayores que los que ocasionan las plantaciones de pinos (que tanto abundan en nuestro Albarracín). El eucalipto, que acidifica el suelo sobre el que se sustenta, demanda una gran cantidad de agua tanto para plantarlo, mantenerlo como para la producción de celulosa en las fábricas, lo que provoca el agotamiento de las fuentes de agua en algunos lugares…Cada vez más personas se unen a la lucha contra el avance de estos árboles y es que este gigante de los bosques arrasa con todo a su paso.
Sobre la opinión de los académicos y catedráticos Luis Gil e Inés González Doncel, que apuestan por demostrar que los montes que arden en España no se queman ni para urbanizar el terreno ni para vender la madera, me gustaría conocer su opinión del por qué arden nuestros montes entonces. Está archidemostrado que un altísimo porcentaje de estos incendios son provocados por la mano del hombre con esas intenciones.
No quisiera terminar este comentario sin reconocer las propiedades terapéuticas del eucalipto, que son muchas y muy beneficiosas…por lo que como conclusión final te diré que, unos eucaliptos aislados vale, pero un monte de ellos no gracias.
Un fuerte abrazo.
Pepe Gonce
Emilio y Flamenco son como Zipi y Zape¡que bueno!
Buen artículo y buen comentario,solo decir que nuestro ábol en cuestión lo utilizamos y utilizaremos como un medio de Socorro tanto para cuestiones medioambientales como para cuestiones de primeras necesidades,en oficinas, en el hogar, en la lucha contra la erosión y en la restauración de áreas desgradadas ya que el Eucalipto tiene un indiferente edáfico,es de crecimiento rápido, siendo así la especie ideal para atender este tipo de necesidades.No debemos olvidar que en los años 40-50, antes y algo después, la prática del carboneo terminó con nuestro bosques autóctonos y tuvimos que recurrir con caracter de urgencia a esta especies alóctonas como los E ucaliptos o Pinos Halepensis, ahora que cumplieron su función es verdad que so mal vistos,despreciados,pero ojo,al Cesar lo que es del Cesar,una vez cumplida su finalidad ya vendrán los proyectos para que sean sustituidos por las especies autóctonas que por cierto al ser éstas tan longevas y de crecimiento lento hay que andarse con precaución y ejecutar la corta en su momento como ocurrirá según mis criterios en la zona del Albarracin.Estais en lo cierto cuando comentais que es esquilmante,pero lo que realmente ocurre es que el PH de sus hojas es muy ácido, luego es complicado que las especies del sotobosque se desarrollen con normalidad si a esto le sumamos la falta de luz las especies vecinas no pueden competir con los dichosos Eucaliptos.
Saludos
Manuel Arernas
19:56 10-10-2012
Se agradece la lección magistral Sr. Arenas...usted sabe de más lo que aprecio sus conocimientos en esta materia en la que es usted un erudito. Un abrazo.
pd.- Por cierto, como usted es rojiblanco (colchonero) no se dará por aludido por los de los "insignes" verdes, no? jejeje.
Yo creo que la eliminación de los "calistros" debe hacerse muy paulatinamente, dando tiempo a que otras especies vayan sustituyéndolos en su función afianzadora del suelo. Por lo que he visto hasta ahora en la zona del Huerto del Río, no se los está eliminando porque se están cortando pero se deja un tocón que va a servir para que el árbol nuevamente meta.
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