No podía dejar pasar el presente año sin dirigirme a cuantas personas se dignan visitarme a través de mi modesto Blog, sin desearle mi más sincera felicitación, en estas calendas navideñas, tan dadas a las nostalgias, espiritualidad, remembranzas y felicitaciones, merced al tópico ancestral del llamado Espíritu Navideño, el cual nos vuelve a todos más tiernos, más humanos y mejores personas; en ocasiones, aparentemente, por desgracia, pues, una amnesia ‘selectiva’ nos hace olvidar que hay pobres de solemnidad que, ni en estas señaladas fechas ni en casi ninguna del año, poseen ni siquiera un bocado que llevarse a la boca.
Dichas personas se encuentran excluidas de todos los registros sociales y no se encuentran inscritas ni en las listas del paro, ni en el desempleo, ni en ningún otro organismo que pueda proporcionarle la más mínima prestación económica; subsisten bajo el frío forjado del hormigón de los puentes al socaire de sucios y raídos cartones, viejas muselinas, plásticos deteriorados, etc., etc., unos; otros en vetustos caseríos abandonados, sin techos ni puertas y, los más, a la dura intemperie, comiendo desperdicios que consiguen, con suerte, en mugrientos contenedores de basura, porque ya ni quedan misericordiosas camas ni hogazas de pan para estos mendigos que, cada día, proliferan (más como consecuencia de la infame crisis) de forma alarmante. Y hasta las más ‘humanas’ ‘oeneges’ miran para otro lado y hacen oídos sordos a sus desesperadas llamadas de auxilio, siempre que no haya alguna cámara o reportero que recoja la escena de una posible donación, pensando siempre únicamente en la fama que a ellos les reporta la impronta para garantizar sus puestos de trabajo, y para granjearse la estima general de una clase media y alta –no todos son así- que se conforma con observar el lado más guapo de la foto; nunca la cara oculta, lo que hay detrás de la impronta, capturada del menesteroso.
Que sirva para remover conciencias las bajas de éstos que se producirán, tan sólo durante las sagradas fechas de las Pascuas, por inanición y ateridos de frío.
Ni siquiera el fenómeno que constituye nacer con una capacidad mental superior justifica que, tras la adecuada preparación, consigan unos cuantos privilegiados gozar de dignísimos puestos en el trabajo que les reportan pingües emolumentos tras sus aseguradas licenciaturas, doctorados, etc., mientras millones de adocenados –intelectualmente hablando- nos debamos apañar con migajas o con limosnas. Por eso, por haber nacido algo cortos o en humilde cuna, sin las aspiraciones y sin las posibilidades de los aludidos privilegiados.
Por ese procedimiento, quiero decir que, quien nazca ciego, por ejemplo, pocas alternativas tiene de buscarse la vida, a no ser que lo acepten en la inmoral organización de los cupones (ONCE). Reflexionemos si es o no inmoral esa práctica cuando su correa de transmisión se sustenta únicamente de una fuerza motriz nacida del vicio y la codicia. Porque hay muchas adictas amas de casa que, cada día, la mitad del salario que lleva su esposo a casa lo
emplean en cupones.
La analogía en mi opinión es como gastarse el dinero del sustento del hogar en una partida de poker, con la diferencia de que ésta última no dedica esa exigua porción que emplea la primera a los ciegos y minusválidos varios. Porque el grueso de las ganancias no van dedicados, ni mucho menos, a proporcionarle empleo a sus trabajadores... Que nadie piense que no existe enriquecimiento ilíccito por parte de los prebostes de esas organizaciones a costa de ese legalizado juego.
Lo que ocurre es que ningún gobierno se atreve a coger el toro por los cuernos y someterlas a investigaciones fiscales por esto de la filantropía que se les atribuye, lo cual conllevaría una impopularidad sin precedentes. Mas, en mi opinión, no debiera depender la vida de nadie de las ganancias que reportan los negocios que se sustentan de vicios. Repito que, para mí, resulta INMORAL.
¡Justicia Social! Esa es la panacea con que se deben solucionar estos problemas sociales.
Y por si fuera poco el problema que aquí tenemos con nuestros infaustos pedigüeños, se nos agregan a cientos de todas partes del mundo. Helos aquí, empujados por la gazuza y otras cuestiones y necesidades, pobres harapientos mendigos, nada menos que norteamericanos.
Dichas personas se encuentran excluidas de todos los registros sociales y no se encuentran inscritas ni en las listas del paro, ni en el desempleo, ni en ningún otro organismo que pueda proporcionarle la más mínima prestación económica; subsisten bajo el frío forjado del hormigón de los puentes al socaire de sucios y raídos cartones, viejas muselinas, plásticos deteriorados, etc., etc., unos; otros en vetustos caseríos abandonados, sin techos ni puertas y, los más, a la dura intemperie, comiendo desperdicios que consiguen, con suerte, en mugrientos contenedores de basura, porque ya ni quedan misericordiosas camas ni hogazas de pan para estos mendigos que, cada día, proliferan (más como consecuencia de la infame crisis) de forma alarmante. Y hasta las más ‘humanas’ ‘oeneges’ miran para otro lado y hacen oídos sordos a sus desesperadas llamadas de auxilio, siempre que no haya alguna cámara o reportero que recoja la escena de una posible donación, pensando siempre únicamente en la fama que a ellos les reporta la impronta para garantizar sus puestos de trabajo, y para granjearse la estima general de una clase media y alta –no todos son así- que se conforma con observar el lado más guapo de la foto; nunca la cara oculta, lo que hay detrás de la impronta, capturada del menesteroso.
Que sirva para remover conciencias las bajas de éstos que se producirán, tan sólo durante las sagradas fechas de las Pascuas, por inanición y ateridos de frío.
Ni siquiera el fenómeno que constituye nacer con una capacidad mental superior justifica que, tras la adecuada preparación, consigan unos cuantos privilegiados gozar de dignísimos puestos en el trabajo que les reportan pingües emolumentos tras sus aseguradas licenciaturas, doctorados, etc., mientras millones de adocenados –intelectualmente hablando- nos debamos apañar con migajas o con limosnas. Por eso, por haber nacido algo cortos o en humilde cuna, sin las aspiraciones y sin las posibilidades de los aludidos privilegiados.
Por ese procedimiento, quiero decir que, quien nazca ciego, por ejemplo, pocas alternativas tiene de buscarse la vida, a no ser que lo acepten en la inmoral organización de los cupones (ONCE). Reflexionemos si es o no inmoral esa práctica cuando su correa de transmisión se sustenta únicamente de una fuerza motriz nacida del vicio y la codicia. Porque hay muchas adictas amas de casa que, cada día, la mitad del salario que lleva su esposo a casa lo
emplean en cupones.
La analogía en mi opinión es como gastarse el dinero del sustento del hogar en una partida de poker, con la diferencia de que ésta última no dedica esa exigua porción que emplea la primera a los ciegos y minusválidos varios. Porque el grueso de las ganancias no van dedicados, ni mucho menos, a proporcionarle empleo a sus trabajadores... Que nadie piense que no existe enriquecimiento ilíccito por parte de los prebostes de esas organizaciones a costa de ese legalizado juego.
Lo que ocurre es que ningún gobierno se atreve a coger el toro por los cuernos y someterlas a investigaciones fiscales por esto de la filantropía que se les atribuye, lo cual conllevaría una impopularidad sin precedentes. Mas, en mi opinión, no debiera depender la vida de nadie de las ganancias que reportan los negocios que se sustentan de vicios. Repito que, para mí, resulta INMORAL.
¡Justicia Social! Esa es la panacea con que se deben solucionar estos problemas sociales.
Y por si fuera poco el problema que aquí tenemos con nuestros infaustos pedigüeños, se nos agregan a cientos de todas partes del mundo. Helos aquí, empujados por la gazuza y otras cuestiones y necesidades, pobres harapientos mendigos, nada menos que norteamericanos.
En fin… M U C H A S F E L I C I D A D E S LES DESEO A ESOS MENESTEROSOS Y A TODOS LOS DEMÁS SERES HUMANOS.
1 comentario:
Emilio yo no soy muy de fiestas y tú lo sabes; la Navidad es una más que la sociedad ha creado para celebrar el nacimiento de Jesús. Hay hombres y mujeres de este mundo que sólo se acuerdan de los menesteros y pobres en estas fechas... ¿ Y en los demás dia del año? Yo discrepo con esa gente: SON POBRES TODO EL AÑO Y NADIE SE ACUERDA DE ELLOS...
Un saludo.
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