SANTOS INCORRUPTOS III

Serían sobre las 9 y media de la mañana del sábado, día 3 del 09, 2011, cuando dos amigos, Paco y Antonio, me pidieron que les acompañase a hacer un poco de senderismo por el monte Albarracín, ubicado en el término municipal de mi pueblo; práctica muy recurrente entre nosotros, por la cerril belleza de su orografía y por el cariño que, desde siempre, le profesamos a nuestra señera montaña.
Como es lógico, accedí, no solo por el regocijo que constituye dicho garbeo, tanto para mí, como para ellos. Mas, con mi apresuramiento por no hacerlos esperar, olvidé la pequeña mochila que suele acompañarme en estas lides, donde introduzco agua, naranjas, botiquín de urgencias y, sobre todo, mi inseparable cámara fotográfica.
Total, comenzamos a subir por la suave pendiente que conduce a la ‘Mesa de la Encina’; hablábamos del recurrente tema de la crisis, exponiendo cada cual nuestros criterios al respecto, aportando utópicas soluciones, etc… A mitad de camino, hubimos de pararnos, casi obligadamente, ante la inesperada presencia de un cuadro natural que, inédito, apareció en el incomparable marco del horizonte de poniente:
Los días previos a la excursión habían sido lluviosos. En el cielo se batían los frentes nubosos en franca retirada, por la bonanza que propiciaba el ‘capitán de fuego’, a costa de desenvainar su estival espada  ígnica, cuyo calor ya se hacía sentir sobre nosotros, pero destacaba el regodeo que nos regalaba el alpino ambiente en que estábamos inmersos, haciéndonos olvidar la acción y el influjo de los infrarrojos solares.

Pues bien, sobre el predio denominado ‘Cabezo de Hortales?',
bajo un éter límpido, sin polvos ni moléculas en suspensión que habían sido arrastradas por la aludidas lluvias, se columbraban penachos de niebla esparcidos y elevándose ingrávidos, emulando al humo indio de las señales. Ya digo, apenas sabíamos distinguir si se trataba de esto último, o de fragmentos nubosos solicitando la ayuda y la espera de los frentes derrotados puestos en fuga, para unirse a ellos.
Al fondo, cirros y estratos de variopintas formas y colores realzaban el espectáculo anterior, fundiéndose todo en nuestros ojos en una simbiosis multiforme y polícroma difícil de describir.
Antonio tampoco llevaba cámara; Paco sugería que, ante la contingencia, mantuviésemos en la retina esos deliciosos vislumbres, ante los cuales quedamos electrizados, como abducidos por la magia del universo matinal.
Al fin conseguimos salir del hechizo y conseguimos proseguir la ruta, sin dejar de comentar las delicias del fenómeno atmosférico durante largo rato.
Al cabo, la conversación derivó en otros asuntos que, nada tenían que ver con el anterior, aunque, como dijo Paco, quedó indeleblemente grabado en cada una de nuestras mentes.

Esoterismo: milagrería; levitación; los cuerpos incorruptos de algunos santos; las imágenes que lloran; las estigmatizaciones; bilocación; Las Caras de Belmez…Aunque no suscitaba el interés de ninguno de este trío senderista, ese fue el diálogo que pusimos en solfa, por hablar de algo. Sin saber por qué surgió.

-¿Cómo puede permanecer el cadáver de un cuerpo humano incorrupto durante años y, en ocasiones siglos, si, como dice la ciencia, los milagros no existen? -Interpeló uno de los andariegos tertulianos.
Yo comencé a exponer mi tesis en base a los nimios conocimientos adquiridos por lo poco que he leído referente de la cuestión:
-Las condiciones ambientales en que se encuentre el sepultado-a es, según estudios científicos, uno de los conceptos que se barajan para que se produzca la conservación; el ambiente húmedo y estéril, conocido por el palabro de adipocira, es una de las condiciones que favorecen la permanencia del fenómeno en cuestión.

No todos los cadáveres de los santos se conservan intactos merced a este tipo de fenómeno; tampoco todos han sido tratados con inoculaciones de sustancias químicas y mantenidos en atmósferas secas, que fue el procedimiento que usaron para con el papa Juan XXIII, a quien, después de muerto le fue inyectada una mezcla de formaldehido y alcohol metílico, junto a otros conservantes no naturales.

Pero hay que reconocer que no en todos los cuerpos que se aprecia el fenómeno que estamos tratando están supeditados a tratamiento alguno. Existen muchos de santos y laicos en este estado de incorruptibilidad, cuyo motivo ha sido estudiado exhaustivamente por la ciencia, sin hallar el proceso con que la Naturaleza ha actuado sobre los mismos para que no se corrompan. En el cementerio de los Inocentes de París se descubrieron cientos de cuerpos incorruptos en las fosas comunes donde se almacenaban miles de cadáveres apilados desde hacía siglos.
A continuación se exponen varias imágenes que erizan el bulbo piloso a los más descreídos.
En numerosas ocasiones, los expresados procesos parabiológicos, van asociados de otros no menos sorprendentes, como el conocido por el olor a santidad, el cual consiste en la increíble exudación que emanan los descritos cadáveres, impregnados con diversidad de fragancias y olores de todas las variedades florales.
Tampoco se ha descubierto mucho sobre este prodigioso fenómeno necrológico.

Uno de los casos más inéditos fue el de un monje libanés, Chárbel Makhlouf, quien, tras su muerte, en 1898, prescrito el tiempo que debía ocupar su sarcófago, se procedió a su exhumación; su cuerpo se encontró flotando en barro dentro la tumba inundada, no sólo preservado de la putrefacción, si no que, además, emitía un bálsamo perfumado, que ha sido reconocido como verdaderamente prodigioso.
Otro misterioso caso paranormal lo encontramos en las célebres Caras de Belmez.
Numerosos científicos, tanto españoles como extranjeros, han estudiado y analizado concienzudamente, con la tecnología más reciente, todas y cada una de las susodichas caras, llegando a una conclusión cuasi unánime: -se trata de un fraude, una estafa para sacarle partido económico al ‘negocio’.
Mas, se equivocan de pes a pas. Se equivocan porque, recientemente, mientras operaban los albañiles en una profunda reforma ejecutada en la vivienda donde se ubican las imágenes, mientras operaban en el picado y posterior revestimiento de un viejo muro que suponían medianero con la vivienda contigua, un obrero atravesó con el martillo rompedor, involuntariamente, el referido muro, y descubrió una especie de cámara o habitación tras el mismo olvidada, en cuya pared frontal aparecen numerosas imágenes que emulan rostros humanos. Resulta muy dudoso que en dicho habitáculo proliferen fenómenos de la misma naturaleza que los existentes en el moderno suelo de cemento de la casa, con una diferencia de tiempo de un siglo aproximadamente entre ambos elementos.
Además, las erróneas –por no decir inútiles- averiguaciones que se han llevado a cabo con el cemento, investigando calidades, cualidades, componentes, etc., se las podrían haber ahorrados todas, toda vez que con levantar el trozo de superficie que ocupa una de las caras, demoliéndolo y volviendo a reponer el parche con un nuevo mortero, hubiera sido suficiente con observar si a continuación surgen nuevos rostros. No vale decir que los morteros anteriores estaban manipulados, pues, de eso, entiende un poco el que suscribe, y no existen cementos susceptibles a ser manipulados para que en su superficie surjan dibujos de ningún tipo, a no ser que los esculpa la mano del hombre. Y hay más: cualquier tipo de mortero de cemento puesto en obra, solidificado o no, se le puede limpiar perfectamente la superficie con un simple producto que se llama desincrustante.
Supongo que volverán los investigadores; los introducidos en la parasicología y científicos de renombre, a intentar averiguar la autenticidad de los teleplasmas en cuestión, cargados con su tecnología punta, para impresionarnos con sus conclusiones de nuevo: las cuales puede que, en mi opinión, constituyan otro fracaso si no logran obtener resultados más consistentes; pues si éstas resultan ser de origen paranormal, ¿las otras?...
Subjetivamente, me inclino en pensar que todo esto puede deberse al fenómeno paranormal que conocemos como postersgay, esos fantasmillas que comparten alojamiento con el soma de quien posea ese don paranormal que buscan los susodichos postersgays como hábitat adecuado, don del que podría disponer cualquier inquilino de la casa, y ande proyectando imágenes, torpemente dibujadas, a diestro y siniestro de forma paranormal e inconsciente.

Todavía resulta más complejo el fenómeno o el prodigioso don de la bilocación; porque ya no se trata sólo de que hayan existido casos de seres humanos, santos o laicos, que hayan sido localizados en varios lugares al mismo tiempo, como en el caso de S. Francisco de Asís, de quien se cuenta que llegó a estar en su convento italiano y predicando al mismo tiempo ante unos monjes de Arlés (Francia).
Dotados del mismo don, se pueden citar santos y santas como Sor María Jesús de Ágreda; Sor María Luisa de la Ascensión; Fray Martín de Porres… Mas los casos más célebres de bilocación acaecidos durante el pasado Siglo XX, son atribuibles a San Pío de Pietrelcina, sobre todo, acontecidos, en períodos tan especiales como el de las dos guerras mundiales. Este don paranormal, también, se dice, lo practicó en alguna ocasión el celebérrimo ilusionista Uri Geller, quien fue visto por numeroso público, al menos una vez, en varios lugares al mismo tiempo.

Este prodigio ha sucedido también con aromas que producían y desprendían los sant@s. Innumerables testimonios juran haber estado presentes en las milagrosas exudaciones aromáticas del Padre Pío en vida. Según tales testigos, el Olor de Santidad que desprendía era una mezcla de perfumes de violetas, lirios, rosas… Pues bien, era muy frecuente que los descritos perfumes también se bilocaran: abundaban los casos en que en una vivienda –que podía estar en Florencia, Bolonia, Montevideo o Londres- se llenaba de dichos efluvios milagrosos con sólo sacar a colación el nombre o comentar vivencias del Padre capuchino.

Las impresiones subjetivas que saco de todo lo narrado -y lo que queda por redactar; mas, en ello pasaríamos hora y horas, empleando ríos de tinta, para describir, tan sólo, un pequeño perfil de todo cuanto rodea a estos fenómenos paranormales- es que hay mucha energía subrepticia, no sólo en el planeta Tierra, sino en toda la inmensidad del macrocosmos, que no sabemos ni sabremos descubrir en muchísimo tiempo, ni entenderemos como ni de donde surge; ni mucho menos, manejar su empleo y uso, merced a tener nuestra mente escasamente desarrollada en un exiguo 8%.
Y mientras sea tan grande nuestra ignorancia, a todos los hechos de estas características, los seguiremos llamando paranormales. Aunque, poco a poco, la ciencia irá logrando avanzar en este mágico terreno. Pero entonces no viviremos los presentes para poder disfrutarlo.
Es decir: que lo que hoy entendemos como maravillosos acontecimientos paranormales, paulatinamente se irán traduciendo en fenómenos de lo más normales. Según mis consideraciones, claro, y dependiendo de las arrestos que le eche la ciencia al asunto.





3 comentarios:

ARO dijo...

El paisaje que vimos y no pudimos fotografiar ha quedado inmortalizado por tu pluma.

Sobre santos y milagros, y sobre imágenes en la pared -las de Belmez las vi in situ- me mantengo en el más absoluto escepticismo.

Flamenco Rojo dijo...

Siempre he defendido que los cuerpos incorruptos son fraudes perpetrados por los integrantes de la orden religiosa a la que pertenecía el santo en cuestión, o bien por sus devotos, los cuales llevan utilizando desde hace siglos ciertas técnicas secretas de embalsamamiento que producen este efecto en los cadáveres…Obviamente esta es la opinión de un “no creyente”. De las caras de Belme no me creo absolutamente nada…Ahí no hay productos químicos que valgan, más bien factores relacionados con las condiciones ambientales…vamos lo que viene siendo las temidas humedades en las casas.

Un abrazo.

De Lorenzo Román. dijo...

Emilio estoy dudando sobre el tema de mi incineración... ¿ si se me embalsama sería más romántico visitar la efigie de un escritor...? Bueno, te lo doy a elegir...
Un abrazo.