C E R E M O N I A E G R E S A D O S

He de confesar que la palabra (egresado) no la conocía en absoluto; no la conocía hasta que, llegado el momento de la graduación de abogado de nuestro sobrino Juan Carlos, hizo mención de la misma en un comunicado que me envió a través de un correo electrónico, invitándonos a su tía Carmen, mi mujer; mi hijo Emilio y a mí, para que le acompañásemos durante esos momentos tan importantes de su vida.
Lógicamente acudieron su madre, su hermano y novias respectivas también, todas muy guapas y acicaladas, como podréis comprobar en las fotos que se adjuntan. Quien no pudo asistir para sufrimiento del licenciado a la conspicua celebración fue su difunto padre; su padre que en vida se jactaba de las virtudes innatas que poseía su adorado Juan Carlos; el cual murió joven, en cuya premoriencia reclamaba la presencia del hoy letrado, con extremada vehemencia, siendo correspondido por éste; tal era el vínculo paterno- filial que mantenían, toda vez que J. Carlos lo idolatraba. Por esa poderosa razón me encontraba yo allí, tratando de suplir de alguna forma la insustituible presencia paterna que tanto echó de menos en el solemne acto, del que todos estábamos desbordantes de orgullo y de ilusión y, sobre todo, el licenciado, de quien se puede decir que ha constituido toda una heroicidad realizar desde los comienzos escolares sus estudios, ininterrumpidamente premiados siempre con sobresalientes, lo cual le permitió acceder al derecho de las becas que para esas excepciones libra el Estado Español.
Las supo aprovechar; y tanto que las aprovechó: en todos y cada uno de los cursos que cursó en la Universidad Pablo de Olavides de Sevilla, sus evaluaciones eran inmejorables; no se podía fallar a sí mismo en el objetivo que se había trazado desde pequeño: licenciarse en Derecho. Y lo consiguió sin demoras ni repeticiones. ¡Vaya si lo logró! No alcanzar dicha meta le hubiera supuesto una decepción de por vida que lo hubiera marcado para siempre; se hubiese sentido horriblemente fracasado, avatar que no se perdonaría nunca y lo acompañaría con amargura durante el resto de sus días.
Y no es lisonja ni ensalzamiento, es un logro que se ha ganado a pulso, no solamente por granjearse todas las becas necesarias para realizar la carrera, sino porque ningún familiar hemos sabido ayudarle en esa formación que requiere de estudios superiores que, en la familia, ninguno poseemos. Es doblemente difícil conseguir toga y birrete debiendo luchar con dos elementos sustantivos, siendo sólo un niño; un niño con las ideas muy adultas.

Tras comenzar el memorable acto de la graduación y, por el orden correspondiente fue reclamado por los representantes del citado acto: (el Rector; el Decano, la Defensora del Pueblo etc.), Juan Carlos no cabía de emoción, de júbilo y de entusiasmo, en su cuerpo. Cuasi no le asistían las piernas al dirigirse hacia el estrado, al olimpo que le otorgaría su honroso título, su ilusión y su gloria…
Al fin en el podio con varios de sus jovencísim@s compañer@s, le hicieron entrega los prebostes de la enseñanza de esa preciada banda de tela roja con el correspondiente distintivo, denominada a la sazón, Beca.
Efectuados los saludos y parabienes de rigor, en medio de un ametrallamiento de flases, inspiró profundamente al saberse acreedor de su honorable título, y, sobre todo, de su sueño; su gran sueño hecho realidad.
Los familiares, sobre todo su madre, expresaba su emoción con lágrimas profusas; yo lo estreché fuertemente al tiempo que le susurraba: “Ya has conseguido ejecutar primorosamente tu embarcación; ahora, el siguiente paso es aprender a navegar en los mares más procelosos, para poder arribar en la mejor singladura”.

¡ENHORABUENA, HIJO!

Mayo,2011, E. V. S.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tio mio, me has dejado sin palabras para agracerte este homemaje, que sin duda es el mejor que jamás me han podido hacer. Te doy las miles de gracias con el corazón por este homenaje. Fue uno de los días más ilusionantes de mi vida y el poder estar acompañado por las personas que quieres aun más. Ahora queda lo más difícil, la senda del sudor.

Un abrazo y gracias.

Juan Carlos

Anónimo dijo...

Flamenco Rojo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "C E R E M O N I A D E E G R E S A D O S":

Enhorabuena al chaval y que tenga suerte en el terreno laboral.

Un abrazo.