N A V I D A D 2 0 1 0--2 0 1 1

Es un deseo anhelante por parte de las gentes de buena voluntad el que mejoren las cosas en el mundo, como la supresión de las guerras, la erradicación del hambre y la miseria en todo el orbe; el buen entendimiento entre los humanos, el abandono de las armas por parte de los grupos o colectivos terroristas o violentos; los lamentables enfrentamientos entre las clases políticas –tan en boga actualmente entre los dos grandes partidos políticos en el ‘ring’ del Parlamento-; los degradantes rifirrafes familiares, vecinales o entre amigos que, en ocasiones rompen vínculos de toda una vida haciéndolos añicos irreparables por la impulsiva irascibilidad de tan sólo un mal momento; el egoísta sentimiento separatista que crece en determinadas regiones insolidarias; el violento y primitivo expansionismo con que amenazan algunos países extremistas amenazando con llevar a cabo y a ultranza ocupaciones totalmente ilegales en núcleos o ciudades de la nación vecina… En fin, desterrar de una vez por todas esas maldades que, lamentablemente, parecen crecer cada vez más aprisa de forma incomprensible entre los humanos con el paso del tiempo.

Pues bien, con el presente escrito pretendo expresar mi particular mensaje de Navidad, haciendo hincapié en los puntos arriba descritos, aun sabiendo que todo caerá en saco roto, a juzgar por la experiencia que tenemos de cada Pascua de antaño, cuando cientos, tal vez miles de buenas gentes, ponen en circulación decenas de cientos de mensajes por estas mesiánicas calendas con este mismo fin, más elocuentes y mejor expresados que esta humilde alocución que yo suscribo. Pero espero que sirva de aporte del granito de arena que todos debiéramos poner en la hormigonera que amasa las ingentes toneladas de hormigón necesarias para la reparación piramidal del bien, truncada a poco de comenzarla después del final de la cruenta II Guerra Mundial. Todas las Fuerzas Aliadas se unieron entonces para combatir y vencer el mal que se cernía sobre el planeta entero. La ayuda entre los descritos Aliados fue mutua y recíproca durante bastante tiempo, pero el paso del mismo ha ido mermando nuestra memoria hasta caer en la total amnesia que padecemos en la actualidad, lo que constituye un irresponsable y peligroso olvido de la mayor barbarie cometida jamás en la faz de la Tierra, impulsada únicamente por la inicua ambición y la extrema avoleza de algunos seres horribles también llamados hombres. Y esta ‘patología’ puede recalar en un nuevo Apocalipsis similar si nadie encuentra el remedio oportuno en el corto plazo, pues es apremiante eliminar el germen en ciernes antes que éste nos aniquile a todos.

Estoy convencido de que cualquier conflicto bélico de la índole que fuese, se desarrollaría hoy con unas consecuencias más dramáticas que los de antaño, refiriéndome a la expresada Guerra Mundial, a la fraticida española del 36-39 y a todos los sangrientos enfrentamientos bélicos registrados en el mundo en los últimos veinte años, pues sólo hace falta ver las desalentadoras noticias que nuestros informativos nos traen cada día sobre la proliferación beligerante de muchas etnias y naciones, y la profusión de armamento nuclear que se cuece en otras, cuyo subrepticio e inquietante objetivo no es otro que aniquilar a quienes consideren, fundada o infundadamente, enemigos o contrarios a sus intereses.

Es como si suspirásemos por asistir a la extinción, a la desaparición de la vida en el orbe; porque, una vez comenzado un conflicto nuclear, las potencias nucleares agredidas no iban a permanecer de brazos cruzados al sentirse amenazadas; y sería muy difícil dar marcha atrás, o demasiado tarde, cuando quisiéramos retroceder ¿Quién gana en esa alienante batalla? ¡Todos perderíamos! Sin embargo parece que no somos conscientes del inminente peligro que corremos, o, al parecer, vivimos mejor ignorándolo.

El padecimiento del estado de crispación que nos afecta en los últimos tiempos llevado a nivel individual, se advierte en comportamientos como los observados en los numerosos y violentos atracos en que los autores apalean sin compasión a las pobres víctimas, con resultado de muerte en no pocas ocasiones; en las reyertas mortales que, casi a diario, protagonizan bandas de vándalos cada vez más jóvenes, cuya resolución jurídica se queda la mayoría de las veces en una inextricable impunidad para con los delincuentes que llena al pueblo entero de estupefacción, rabia e impotencia. Los robos se comenten a miles en todas las calles céntricas de nuestras ciudades, en la periferia y hasta en los municipios más apartados y recónditos con un coste gratuito para esos amigos de lo ajeno, entre los cuales la mayoría están acusados de veintenas de asaltos y robos, y se les ve deambulando tan panchos por calles y avenidas en busca de nuevas víctimas, amparados en la célebre e injusta Ley que ha puesto los tristemente famosos ‘cuatrocientos euros’ como techo de ese tipo de delitos.
Si cualquier bancario osase substraer dicha cantidad a diario, duraría en la entidad lo que una estrella fugaz en desaparecer, además del consiguiente delito en que sería imputado.
En la conducción de automóviles también encontramos el lobo que subyace en nuestro interior, y lo manifestamos de manera intolerable apenas cometida una equivocación o una leve falta que moleste al contendiente, con estridentes pitadas, agresiones físicas y verbales y aguerridos enfrentamientos, de los cuales muchos acaban en tragedia con resultado de muerte en no pocas ocasiones.

Parece que no queda bien manifestar tanto despropósito, delitos, fechorías y crímenes cometidos en nuestra decadente sociedad por estas fechas navideñas tan dadas a falsas exaltaciones a la paz, la concordia, la prosperidad y la felicidad; como si todo lo demás quedase redimido cantando villancicos entre sorbo y sorbo de Cava y unos buñuelos regados con humeante chocolate. Yo creo empero, que así lo que hacemos es disfrazar la realidad con indumentaria de Reyes Magos, Santa Klaus y grandes ingestas de productos navideños. En mi opinión es el mejor momento de proclamar esas incómodas verdades aprovechando el espíritu navideño que invade dulcemente gran parte de nuestros hogares; tal vez el advenimiento de la ternura y la conciencia que acaece durante estas mesiánicas fiestas en nuestros sentimientos nos haga recapacitar sobre los asuntos antes citados y actuemos en consecuencia.

Con ese anhelo y unos villancicos de mi autoría me despido y os deseo a todos, cayendo en el viejo tópico, una FELIZ NAVIDAD.

EN UNA HUMILDE ALQUERÍA
ENTRE BELÉN Y JUDEA
VIVEN, SAN JOSÉ Y MARÍA
CON SU ENCANTADOR CHAVEA.

MUY TRISTE, LA VIRGEN SANTA,
LE COMENTA A SAN JOSÉ
QUE SÓLO TIENE UNA MANTA
PARA CUBRIR AL BEBÉ.

POR CALENTAR A SU REY,
EN LA MISMA HABITACIÓN
TRANSFORMA, JOSÉ DE UN BUEY,
SU ALIENTO EN CALEFACCIÓN.

AL FIN LLEGAN LOS PASTORES
PORTANDADO MANTAS DE PIEL,
CON PANDEROS Y TAMBORES
Y RICOS DULCES DE MIEL.
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POR UN ANGOSTO CARRIL
UNA NOCHE LARGA Y FRÍA
SOBRE UNA MULA CERRIL
CABALGA ENCINTA MARÍA.

JOSÉ, SU ESPOSO, CAMINA,
RONZAL EN MANO, DELANTE,
CONDUCIENDO A LA MOHINA
PARA QUE NO SE LE ESPANTE.

POR EL SÓRDIDO PAISAJE
UNA ESTRELLA DEL EDÉN
LES CONDUCE EN EL VIAJE
HASTA EL LEJANO BELÉN.

COMO AL DESPUNTAR EL DÍA
LA VIRGEN SE SINTIÓ MAL
SAN JOSÉ LA ALOJARÍA
EN UN PEQUEÑO PORTAL.

MIENTRAS QUE JOSÉ SALÍA
EN BUSCA DE ALGÚN PASTOR
EN UN PESEBRE, MARÍA,
TUVO AL NIÑO-REDENTOR.
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CUANDO NACIÓ EL RENDENTOR
HUBO UN PRODIGIOSO EVENTO:
UN FULGURANTE ESPLENDOR
ILUMINÓ EL FIRMAMENTO.

Tocad pastorcillos
flautas y panderos
que anoche ha nacido
El Rey de los cielos.

LOS NATIVOS AL INSTANTE
GIRARON SU VISTA AL CIELO
Y VIERON UN ASTRO ERRANTE
QUE VIAJABA A RAS DE SUELO.

Tocad pastorcillos
flautas y panderos
que anoche ha nacido
El Rey de los cielos.

TRAS AQUELLA LUZ BRILLANTE
VIENEN LOS TRES REYES MAGOS
Y EL ASTRO QUE VA DELANTE
LE ILUMINA AQUELLOS PAGOS.

TOCAD PASTORCILLOS ...

VIENE EL PRIMERO MELCHOR
CON SU CAMELLO CARGADO
DE ORO Y PIELES DE CASTOR
PARA SU CRISTO SAGRADO.

TOCAD PASTORCILLOS ...

ADEMÁS LES TRAEN: GASPAR,
QUE EN LA RECUA VA EL SEGUNDO,
PURO INCIENSO; Y BALTASAR,
LA MIRRA MEJOR DEL MUNDO.

TOCAD PASTORCILLOS ...


(SE PUEDE UTILIZAR, SI SE QUIERE EN LOS DOS PRIMEROS,
EL CLASICO ESTRIBILLO: "ANDE, ANDE, ANDE...")

E.V.S.