Creo que son motivos más que suficientes para que merezcan todos mis respetos quienes acepten la fiesta en cuestión como un motivo de divertimento y cultural.
Los toros bravos, además, son animales concebidos, sola y exclusivamente, para la lidia. Durante el ciclo de los cinco o seis años que emplean los ganaderos en su crianza, son mimados, tratados y nutridos, a cuerpo de rey. Incluso en el rito de la lidia tienen la disposición de defenderse –muchos toreros han caído bajo los terribles golpes de sus afiladas velas-, y hasta reciben indultos aquellos que destacan por su nobleza y bravura. Oportunidad que no se les concede a los cerdos, corderos y el resto de los animales que nos proporcionan sus proteínas.
Han sido motivo de inspiración para grandes artistas, escritores, pintores, escultores, cantantes y poetas, como el inefable García Lorca, quien compuso una de las más bellas elegías de la torería de todos los tiempos:
La cogida y la muerte
Un niño trajo la blanca sábana
Lo demás era muerte y sólo muerte
El viento se llevó los algodones
Y el óxido sembró cristal y níquel
Ya luchan la paloma y el leopardo
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
Las campanas de arsénico y el humo
¡Y el toro, solo corazón arriba!
Cuando el sudor de nieve fue llegando
Cuando la plaza se cubrió de yodo
la muerte puso huevos en la herida
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
El toro ya mugía por su frente
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde.
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
Una de las fotografías más terribles de la historia del periodismo, de los toros y de la poesía es la que hizo José Demaría Vázquez "Campúa" en la enfermería de la plaza de Talavera. Joselito yace muerto y Sánchez Mejía lo vela con el dolor reflejado en la faz
A la sazón, Ignacio Sánchez Mejías, recibió la alternativa en un coso de Barcelona, de manos de Joselito y Belmonte, en el año 1919.
Siguiendo con la influencia cultural que, a lo largo y ancho de su historia, han tenido los toros en España, traslado otros preciosos versos dedicados a la Fiesta Nacional, del prolífico poeta, Miguel Hernández, quien fue un gran observador de la tauromaquia, aunque, con acepciones distintas a las de su admirado Lorca.
Lo que doy yo al toro fiero
no es lo que al toro le doy
¿ Y sabes, niña, que soy
antes hombre que torero?
Al toro doy lo que quiero
dar cuando está en la corrida,
aunque su egoísmo pida
toda la arena del ruedo.
Y a ti, niña, no puedo
menos que darte la vida.
Me honro de insertar una pequeña aportación de mi autoría, dedicada a Jesulín de Ubrique, creada con mucho cariño, pues los vínculos que me unen a esta familia son sólidos y antiguos: desde antes de nacer el diestro salíamos, mi esposa y yo, con sus padres. Por supuesto, tuvimos el placer de contemplar su ‘debut’, en una placita de madera, construida por su padre en una pequeña finca ubicada en La Viña, (Ubrique), donde nos reuníamos cada fin de semana las dos familias.
Existe testimonio gráfico del evento, pues, por aquellas calendas poseía yo un tomavistas Súper 8 que me agencié en Ceuta, e hice una filmación de mis hijos con Jesulín y su hermano Humberto, cuyas imágenes colgaré en el Blog cuando consiga pasarlas a un DVD.
En la actualidad el susodicho vínculo se encuentra muy deteriorado, como consecuencia del fenómeno de celebridad que afecta a dicha familia Janeiro. No obstante, hace dos meses nos honró Jesús, su amable esposa, y su hija Julia con su presencia en el cumpleaños de mi querida nieta Alejandra.
Abajo, en la impronta primera aparecen, Jesús, a la derecha, y mi hija Carmen, a la izquierda; su esposa, en la segunda con mi consuegro de fondo sobre la reja de la ventana. Pero, antes, voy a colocar los versos que le dedico al maestro:
ÚLTIMO TERCIO
Donaire de serafín,
genialidad y salero,
son las dotes de un torero
que se llama Jesulín.
Bajo el capote carmín
agudas velas de utrero
cruzan, rozando al torero,
en un pase de postín.
¡Ole!, aclama el graderío
por el lance impresionante
que el diestro ha dado al boyante
toro de casta y trapío.
¡Otro pase! Griterío
desde el público expectante.
Fue un ‘Cambiado’ alucinante
dado con arte y con brío.
Llega la fase final
y, Jesús entero y fuerte,
se va a entregar a la muerte.
El silencio es general.
Clavó el acero el chaval
entre agujas de tal suerte
que, en redondo cayó inerte,
el corniprieto animal.
Jesulín y su mujer, en el cumpleaños de mi nieta Alejandra. Pincha en las imágenes para verlas ampliadas
Salvador Dalí,
junto a El Cordobés
Hasta en la impresionante obra picassiana, titulada Guernica, destaca la soberbia imagen del emblemático toro español.
En todas las atalayas de las carreteras nacionales, exceptuando los yermos oteros catalanes, aparece, enorme y señera, la simbólica efigie del astado, como saludando y deseándole buen viaje al viajero que lo columbra, y recordando que circulamos por su territorio: el territorio español.
Ha sido una sucia maniobra política sin parangón ni precedentes en nuestra historia contemporánea, la que ha ejercido la Generalidad mediante los caballeretes nihilistas que tiene por representantes, quienes, lo único que han pretendido, el objetivo exclusivo, ha sido alejar un tanto más esa región de su nación, ESPAÑA.
Lo que me sorprende sobremanera es que, el toro embolado que continua de protagonista en las fiestas de docenas de municipios catalanes, no haya sido víctima de esta supresión por el mismo procedimiento que las Corridas: PROHIBIÉNDOLOS.
Empero, las expresadas Corridas, que constituyen un excepcional símbolo para toda la cultura española; que están reguladas por ley; que gozan de la aprobación y el respeto del grueso de los españoles; que generan riqueza y turismo; las prohíben, con el único objeto, insisto, de acabar con todo lo relacionado con la Patria. En mi opinión, actúan, vengándose, como si el resto de los españoles fuésemos los causantes de su derrota en la Guerra Civil Española.
Pero no tienen toda la culpa esos paladines del embaucamiento y las agitaciones sociales, que se hacen llamar políticos, en Cataluña, sino quienes les han permitido aglutinar tanto poder, para usarlo como arma arrojadiza. Es como si, imprudentemente, pones un arma de fuego al alcance de un individuo cuyo cociente intelectual no rebasa el 50%: ¿Qué se puede esperar de tal acción? Un triste e irremediable desenlace, del que ‘pagaremos justos, por pecadores’.
Emilio Vázquez Sarmiento - Agosto de 2010 -
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