La politizada Academia Sueca que otorga los premios Nobel, ya ha perdido la gran oportunidad de incorporar entre la prolija exposición de retratos en la galería de los ilustres ganadores de dicho premio al del gran escritor, academista, ensayista, etc., del siglo XX. Francisco Ayala, aunque ya poseía los prestigiosos Príncipe de Asturias, Cervantes, Nacional de Narrativa…, fue nombrado por numerosas universidades doctor honoris causa, académico…, y, yo que sé, cuantos honores le han sido concedidos con justicia a este gigante de las letras.
De aventajado alumno de Ortega, pasó a ser su gran amigo por la gran similitud de características que entrambos existió.
Gozaba de mi mayor simpatía y admiración, como, casi la de todo el mundo. Y digo el MUNDO, con mayúsculas, porque en todo el Orbe lo conocían y admiraban.
Al principio me resistía a dirigirme a él en pretérito, pues, para mí, no ha muerto. Me basta con saber que nació el día 16 de marzo de 1906 en Granada, que fue miembro ilustre de la Generación del 27 y observar la portada de buena parte de sus espléndidos libros, algunos de cuyos títulos expongo a continuación:
SENDEROS DE LA EVOLUCIÓN HUMANA; LA CABEZA DEL CORDERO; HISTORIA DE LA LIBERTAD; RECUERDOS Y OLVIDOS; ENSAYOS POLÍTICOS Y SOCIOLÓGICOS; SOCIOLOGÍA Y CIENCIAS SOCIALES; ESTUDIIOS LITERARIOS.
Las descritas obras son motivos más que suficientes para que su inmortalidad esté garantizada.
Así sea.
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