SAN ANTONIO 2012

La proximidad de mi domicilio al recinto ferial de mi pueblo de El Bosque me ofrece la oportunidad cada año  de ser de los primeros en descubrir las caravanas, camiones, etc., que transportan al ferial que  tiene asignado el ayuntamiento para la instalación de   las Atracciones de Feria en la Bdª. De La Vega, y subjetivamente creo que, este año 2012, se aprecia cierta deficiencia y deterioro y algo desvaídas  las simpáticas aerografías, caricaturas y  grafitis  que aparecen entre los  fulgurantes y  euforizantes alumbrados de los murales y artilugios de esas Atracciones  que articulan el sector más concurrido de la tarde-noche  durante los días de la festividad de San Antonio de Padua,  Patrón  de nuestra pequeño pueblo de El Bosque.
Se debe, sin duda, a la crisis; a la espantosa crisis que asola a todo Occidente, que deja notar su despiadada influencia hasta en las descritas decoraciones que adornan los lúdicos  artilugios  feriales.
Me resulta llamativa la incidencia porque –subjetivamente- advierto cada año en las caricaturescas pinturas y murales un arte injustamente subestimado, no valorado; que pasa inadvertido a los ojos de los visitantes.
Si cualesquiera de esas sugerentes imágenes aparecieran expuestas en alguna prestigiosa galería de arte,  mostrándose suscritas  por el célebre pintor Paco López, –por poner un ejemplo- alcanzarían valores inusitados. O a lo mejor no. Pero, para quien suscribe, quizás, -sin quizás- por su escaso conocimiento en la materia pictórica, se le enciende la moviola con los registros infantiles que a todos nos queda en un rincón del alma, cuando empleo buena parte de las noches de nuestras fiestas de San Antonio en contemplar y admirar dichas expresiones. En realidad el sentimiento expresado es extensivo a todas las atracciones que invaden dulcemente  la vasta superficie de la pista de hormigón impreso de la susodicha barriada De La  Vega cada ‘sanantonio’, solazando a pequeños y jóvenes quienes disfrutan de las delicias de los descritos ingenios, bajo la atenta vigilancia y el arrobamiento de sus mayores. Me resulta  entrañable contemplar y oír cuando toda esa mágica y moderna maquinaria que, para mí, constituyen esos artilugios giratorios y balanceantes, se ponen en marcha, acompañados por las exóticas y surrealistas imágenes antes descritas y por las canciones en boga.

Tal vez las nuevas generaciones lo vean con otros ojos, o simplemente no lo vean y todo eso les pase desapercibido porque, afortunadamente, tienen  el privilegio de gozar en la actualidad de la tecnología más puntera en los instrumentos escolares; en sus consolas, artilugios y aparatos de juegos, entretenimientos, etc.; y de disfrutar de las más sofisticadas y excitantes atracciones de feria en cuanto se les antoje, con tan sólo pedírselo a sus complacientes padres, quienes los trasladan a las localidades vecinas para que disfruten largamente a bordo de dichas atracciones y en artilugios más importantes que llegan a las ferias de otras  ciudades con mayor capacidad para concentrar más,  mejores y variopintos,  que los que acuden a las modestas fiestas de nuestra Villa de El Bosque.

Un servidor como nació en esta señera Villa de la provincia de Cádiz, cuatro años antes de la mitad del pasado Siglo XX, cuando en S. Antonio sólo podíamos disfrutar –en cuanto a atracciones se refiere-  de ‘Las Cunitas’; y, de los rudimentarios Columpios, –los jóvenes más audaces-; por tal motivo, probablemente, me sorprenda sobremanera presenciar estos  mágicos aparatos desarrollando actividades recreativas que jamás hubiéramos soñado los coetáneos de mi generación.
Es como si levantara la cabeza Leonardo da Vinci a bordo de una nave aeroespacial volando en dirección a otro sistema planetario…

Ya que saco a colación los “cacharritos” en que nos paseábamos en aquellos inolvidables sanantonios  los contemporáneos de la década 50-60, seguro que recuerdan quienes vivimos aquel fatídico 1950, la terrible desgracia que padeció una joven bosqueña, de tan sólo 15 adolescentes años, llamada Nieves García Cáceres, que  se columpiaba en una de aquellas barquillas cuando, como consecuencia de  una ráfaga de aire, se le subieron las enaguas -entonces dejar ver las piernas, en una mujer resultaba una incidencia impúdica, vergonzante- intentó evitarlo llevándose una mano a la tremolante falda con tan mala fortuna que perdió el control de la barquilla, se desequilibró y se precipitó al vacío. En vez de permanecer quieta con la cabeza pegada al suelo para evitar ser golpeada por el balanceo de la susodicha barquilla,  optó por incorporarse, al tiempo que un golpe letal producido por la ‘popa’ del traicionero columpio le rompió el cráneo a la infausta joven, lo que le produjo una muerte instantánea.
Nada se pudo hacer por evitar el fatal desenlace, pese a que la interfecta fue trasladada de inmediato al cercano consultorio médico que, por aquellas calendas, –si no recuerdo mal- pertenecía al  ‘celebérrimo’ Doctor Rueda.
La Velada se paralizó. La gente se agolpaba en multitud sobre la cruenta parcela que ocupaban dichas atracciones, proclamando gritos lastimeros y lamentaciones de dolor producidas por la naturaleza del letal suceso.
Aquella noche quedó suspendida toda la actividad sanantoniana. No alcanzo a recordar si al día siguiente se reanudaron las fiestas. –Creo que sí, pero los años hacen estragos en la memoria y no me encuentro en condiciones de confirmar ese dato-. De cualquier forma, el desgraciado acontecimiento se recordó cada S. Antonio durante bastante tiempo en nuestra localidad de El Bosque. Y tal vez sirviera para que se llevaran a cabo meticulosos controles y la introducción de nuevos elementos tecnológicos en las descritas atracciones, para mejorar la seguridad de los futuros consumidores en los servicios que prestaban aquellos rudimentarios columpios, y evitar así que ocurrieran episodios tan lamentables como el de aquella siniestra velada.

Al margen del episodio que acabo de relatar, me gustaría recordar el desconocimiento existente del origen de nuestras fiestas patronales de S. Antonio de Padua, al no conocerse constancia documental alguna que demuestre su fecha inaugural, tal vez por culpa de los incendios provocados por diversas causas en las Administraciones correspondientes. 
Es muy posible que arrancaran las fiestas a raíz de serle concedido el honroso título  de Villazgo  a nuestro pueblo de El Bosque, fecha en que, al fin, se encontraba nuestro municipio en condiciones de tomar decisiones de este calado, al no tener que depender de la jurisdicción de cuatro de las  CUATRO VILLAS, (Grazalema, Villaluenga, Benaocaz Y Ubrique) de las que la entonces denominada Puebla de Santa María y algún acrónimo más, (El Bosque) era pedanía.
La simultaneidad de las fiestas en honor a nuestro patrono S. Antonio de Padua, con las mismas calendas de la festividad del, también, Patrón, S. Antonio, que se celebraban en Las Huertas de Benamahoma, no estuvo nunca exenta de polémicas injerencias, reproches,  desavenencias e, incluso denuncias, por parte de la vecina aldea  antes mencionada.
La causa de estas discordias tuvo sus veneros en la inconformidad que mostraron estos descritos vecinos benamahometanos, cuando nuestros atávicos paisanos tomaron la decisión de simultanear sus ancestrales festejos, pues los habitantes de la vecina pedanía de Grazalema se acogieron mucho antes que nosotros a la advocación de San Antonio de Padua, a quien veneraban como Patrón desde tiempo inmemorial; por los datos que conozco, los desencuentros y enfrentamientos entre  Moros y Cristianos, conmemoran episodios de las frecuentes reyertas que acaecían entre éstos, al corresponder estos pagos a la frontera del reino nazarí de Granada durante la ocupación musulmana. Por lo cual, muy bien pudiera tratarse, de que dicha celebración comenzara inmediatamente después de la expulsión musulmana tras la capitulación de Granada y la consiguiente abdicación del último rey (Boabdil el Chico).
Celebraban su onomástica, lógicamente, durante el día correspondiente a la  fecha  (13 de junio, pues antaño se celebraba un solo día), fecha en que también  se comenzó a celebrar en El Bosque la festividad del flamante Patrón copiado de la vecina aldea.
Esa coincidencia de las fiesta Patronales entrambas poblaciones no se hubo llevado a cabo antes por parte de El Bosque, porque  Benamahoma  tuvo mayor relevancia e importancia socioeconómica y cultural que nuestra Villa de El Bosque, desde mucho antes de su configuración como municipio, por motivos que corresponden a otra historia; hasta que éste, El Bosque, merced a que los Duques de Arcos lo eligieran como lugar de caza y reposo.
Dicho acontecimiento propició que con el paso del tiempo creciera significativamente nuestro pueblo en censo, superficie, cultura, etc. etc., lo que motivó llevar a cabo reestructuraciones de orden social, religioso y cultural, desarrolladas paulatinamente, hasta que le llegó el turno a la modificación de las Fiestas Patronales que, en Asamblea Plenaria y con el beneplácito del público en general, (se supone) decidieron cambiar la fecha y escoger la  que el ayuntamiento consideró  más oportuna para el particular  interés y beneficio de la Villa. Siendo elegido como Patrón S. Antonio de Padua, para celebrar su onomástica, también, el mismo día 13 del mes de junio, sin tener en cuenta que la coincidencia con las Huertas de Benamahoma arruinaría sus fiestas tradicionales, toda vez que  el grueso de la asistencia de público necesario para realizar y rentabilizar dichas fiestas lo constituía el vecindario bosquense; pues el gentío que animaba su -legítimo- sanantonio  no podía ser de otra parte, por la proximidad entre ambas localidades, dados los escasos y caros medios de transporte existentes entonces; y, la mayoría de nosotros, nos trasladábamos caminando y en bestias para acudir  en dichas calendas a aquella cercana y simpática aldea al objeto de concelebrar sus Fiestas Patronales en franca armonía con su vecindad.
El censo de nuestros vecinos ‘huerteros’ por aquellos entonces debía rondar sobre unos cuatrocientos cincuenta individuos –incluyendo al párroco de la feligresía que compartíamos (y seguimos compartiendo en ambas poblaciones) por lo que ni los músicos  que amenizaban antaño los pasacalles, capeas y las verbenas de ese añorado pretérito, resultaba rentable contratar con tan escaso público ahora;  Banda que, a la sazón, se trataba de la famosa (en la comarca) ‘Música de Zahara’ de la Sierra, a cuyos miembros debían proporcionarle alojamiento los propios vecinos de dicha localidad, como consecuencia de los paupérrimos presupuestos que, a tal fin, podía impulsar Benamahoma, durante el período de aquellas grises calendas.
Ante esa adversidad se vieron abocados a trasladar dichas fiestas patronales a las fechas que conocemos hoy, (primer fin de semana de agosto).  -Ya eran tres, no un sólo día, el tiempo que duraban los festejos en ambas localidades: El Bosque y Benamahoma- las cuales siguieron nutriéndose mayoritariamente de sus vecinos de El bosque, -nosotros-  que, para nada, nos afectó la contenida animadversión que hacia nosotros desarrollaron los ‘huerteros’.
Cuando se llevó a cabo la citada simultaneidad, dice la leyenda que existió un enigmático devoto del Santo Patrón ‘huertero’, que maldijo dicha actuación, invocando a las fuerzas del mal para que  nuestras Fiestas Patronales fuesen maléficamente afectadas cada año por la aparición de una meteorología adversa, consistente en el desenlace de una gran profusión de rayos, truenos, tormentas y precipitaciones sobre la comarca durante la celebración de nuestro San Antonio de Padua.
-¿Será ése el origen de las recurrentes tormentas de S. Antonio?
Tengo motivos para pensar que la maldición sigue vigente aún,  dada la aparición de las   cuantiosas tormentas que se desencadenan coincidiendo con  las señaladas calendas sanantonianas.
Mas, ha llegado el momento, que ni tormentas ni meteoro alguno que se desencadene constituyan impedimento que intimiden a los bosqueños para que, ni siquiera nos planteemos interrumpir un sólo minuto de nuestro Diado, aunque caigan chuzos de punta.
¡¡¡F E L I Z   S A N   A N T O N I O!!!
Emilio Vázquez Sarmiento



2 comentarios:

Flamenco Rojo dijo...

Si destacas el desconocimiento existente del origen de las fiestas patronales de San Antonio de Padua entre los bosqueños, imagínate aquellos que llevamos pocos años frecuentando la Villa...
Un placer, como siempre, leerte y gracias por ilustrarnos a los curiosos.

Un fuerte abrazo.

Flamenco Rojo dijo...

Ah, que se me olvidaba...

¡¡¡Feliz San Antonio!!!