Páginas

N U P C I A L

La cámara es de muy baja resolución, y el cielo encapotado ocasionando frecuentes precipitaciones, no dejaba paso a la luz que requiere para el correcto uso los diez modestos ‘megas’ de mi aludida cámara, en un salón cerrado, poco fenestrado para sufragar estas incidencias de la luz… Por todo ello la calidad de las imágenes dejan mucho que desear; pero he querido dejar constancia con las mismas de un bonito enlace entre un paisano y joven ingeniero informático, Francisco Javier, y una guapísima y brillante arquitecta, María Jesús Calvellido, natural de Villamartín.
Así comienzo un primaveral mes de mayo en mi blog, con uno de los avatares más románticos y recurrentes, fecha que eligen tradicionalmente los contrayentes como la más preferida. Sin duda, es durante la misma cuando más casamientos se celebran en todo Occidente.

NO recuerdo haber disfrutado antes de un ágape tan pantagruélico y suculento como el que nos fue servido tras la ceremonia: la cantidad y la calidad culinaria no podía ser más pródiga, abundante y variopinta, cuyos efectos equivalían a: desayunar, almorzar, merendar y cenar. Los pormenores de los entremeses y demás, no voy a relatarlos para no pecar de prolijo en mis descripciones, pero baste con decir que, a cada comensal, le fue servido un redondo y enorme plato de gambas, langostinos y otros crustáceos que, ni los más voraces, fueron capaces de apurar.

Termino reiterando mis más sinceras felicitaciones a los recién casados y sus exultantes padres respectivos. El de Fcº. Jvier, Antonio, hizo el extinto Servicio Militar conmigo, lo que propició entrambos remembranzas del acontecimiento castrense.

¡Ah! He dedicado a los novios un panegírico que me honró con su encargo Francisco Javier, el cual compuse con sumo placer, y recité ante los contrayentes en cuanto se llevó a cabo el enlace matrimonial, oficiado por mi amigo Antonio Ramírez, por la autoridad que le confiere la Constitución y el Estado español.

F E L I C I D A D E S




















NUPCIAL

Desde este abril florecido,
flamante y núbil mujer
María Jesús Clavellido

es de Francisco Javier.
Ella va resplandeciente
y entusiasmada de ser

crisol que, amorosamente,
fundirá este bello enlace
nupcial sempiternamente.

En su marido subyace
debajo de su apostura,
anhelos de que lo abrace

su esposa por la cintura;
y de colmarla de besos
por toda su arquitectura

cuando termine el proceso
del acto que los ha unido
delante de este congreso.

¡Son los dos tan distinguidos!...
¡Ambos tanto han estudiado!...
Ella, igual que su marido,

a lo más alto han llegado,
pues los dos han conseguido
ser los seres más dechados

de cuantos he conocido
con esa temprana edad,
por sus agudos sentidos.

Como arquitecta, tú, esposa,
debes a Gaudí emular
ya que eres tan virtuosa,

y en el seno del hogar,
otra sagrada familia
debieras de ejecutar.

Un proyecto a redactar
con mutuo amor y respeto
para que pueda durar

más que los duros abetos
de los gélidos Urales,
y lo vean vuestros bisnietos.

Los únicos materiales
que hacen falta en esta obra
son los preceptos morales,

una cualidad que os sobra,
y está más que demostrado
porque la virtud se ensobra

en el pecho enamorado
cuando los dos contrayentes
con esciencia lo han sellado.

Por eso al estar presente
yo en esta celebración
me resulta tan placiente

que me embarga la emoción
por un lado, y la alegría
desborda mi corazón.

Pues, ni siquiera tenía
el novio nacido el bozo
y yo ya lo conocía;

creció, estudió, y ya de mozo,
siempre que me lo encontraba
yo me insuflaba de gozo

al ver que me saludaba
poniendo el mismo cariño
que lo hacía cuando jugaba
en la plaza con los niños.

Así, Francisco Javier,
te deseo lo mejor
lo mismo que a tu mujer.


Abril, 0,11. E.V.S.

1 comentario:

Flamenco Rojo dijo...

¡Qué pedazo de homenaje!...el culinario, correspondido con tan sentido panegírico.

Un abrazo.

Publicar un comentario