Consideré un despilfarro dejar escapar la oportunidad de congelar este cuadro natural, pocas veces visto antes por mor de las recurrentes sequías acaecidas en los últimos años en Andalucía. Para ello, siempre dije que, resulta más gratificante contemplar una fotografía con un motivo humano; me parece más completa o más complementada. Así, pues, tomé la acertada decisión de pedirle a tres de mis nietas, Alejandra, Carolina y Aitana, que me acompañaran en mi paseo vespertino por el río, a lo que accedieron encantadas, y aconteció entonces un dulce ametrallamiento fotográfico, con resultado de dichosas ninfas infantiles atrapadas en las ávidas 'megas' de mi pequeña Olympus.
El regocijo se reflejó en sus caras en cada momento. Tan bien lo pasaron, que decidieron repetir la regodeante experiencia al día siguiente. Y, así lo haremos. Y la cámara volverá de nuevo a echar humo por el visor.



1 comentario:
El río va lindo y con tus nietas, mas lindo todavía.
Va mejorando tu técnica bloguera: ya pones hasta vídeos.
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